CRÓNICAS DE UN RESIDENTE EN APUROS

Autora: Dra. Diana Elisa Narváez González1

Revisión: Dr. Luis Daniel Vargas Lugo2

1Residente de Pediatría Hospital General León, originaria de Dolores Hidalgo, Gto.

2Pediatra San Luis de la Paz, Capítulo San Miguel de Allende

Bol Cient Cult Col Ped Gto 2024;2(1):15-17

Para los que se van, los que se quedan y los que están por llegar.

A un par de semanas de finalizar la formación como Especialista en Pediatría, mientras me encontraba en el consultorio de mi terapeuta, hacíamos un feed back de lo que había significado en mi vida éste camino de casi 3 años, poniendo especial atención en la persona que llegó su primer día al servicio de Urgencias Pediátricas en comparación de la Pediatra que está a punto de egresar.

Ha sido un arduo camino, casi olvidamos que hace unos años pasábamos horas en un salón de clases, posteriormente se convirtieron en las primeras guardias, llegó el internado y en un cerrar de ojos estábamos en el Servicio Social.

Solo los que hemos vivido la preparación para un examen nacional de residencias, sabemos toda la clase de sentimientos que se producen en ese corto o largo periodo, cada uno sabe lo mucho que tuvo que cambiar y posponer para lograr el sueño. Aquí estamos finalmente siendo R1 de Pediatría, luce tan bien antes de nuestro apellido y ahí estamos por primera vez frente a un paciente a nuestro cargo; sí, el miedo a lo desconocido y cansancio persiste los primeros 11 meses junto a los primeros “Gracias” de pacientes y padres, que a pesar de no haber podido ni sentarte en toda la noche con esa simple, pero poderosa palabra, te reconfortan el alma. También llegan los primeros errores, ya que venimos de una formación de “Medicina para Adultos”, es como llegar a un lugar totalmente distinto donde todo funciona a base de pesos, percentiles, tablas, muchos plumones y una pizca de juego, es evidente que vamos a tener malos días, algunos descuidos que los recordaremos para siempre, pero el poder de ello, es saber qué vas a hacer con ese aprendizaje para evitarlo en un futuro.

Llega el segundo año, ahora hay alguien más a quien debes de compartir lo que aprendiste en 1 año; la responsabilidad ahora es doble, a pesar de que pasas menos tiempo en tu hospital no hay día donde no te preguntes cómo va funcionando todo, ahora el personal de enfermería se dirige a ti para resolver dudas y aquí es donde el compromiso aumenta, ya que es el momento de empezar a dar propuestas y respuestas. En este año, la paciencia, el estudio, la responsabilidad y el liderazgo comienzan a ser más fuertes que el año previo, comienza el viaje a tornarse un poco más solitario, ya que no ves a diario a tus compañeros como solías hacerlo, sin embargo, cada encuentro en los pasillos se convierte en una celebración. Comienzas a aprender un poco más de las subespecialidades y con cada paciente que ingresa el deseo de aplicar lo que has aprendido, torna el aprendizaje más didáctico y emocionante al ver los resultados.

Se ha llegado el tan esperado tercer año, no cabe duda que es cuando vuelve el miedo, no solo a tener que saber lo más que puedas de Pediatría, llega a ti una oleada de cuestionamientos. ¿cómo vas con la tesis?, ¿vas a hacer subespecialidad?, ¿quieres trabajar en sector público o privado?, ¿estás listo para independizarte totalmente de tu hogar?, ¿vas a querer formar una familia? Pasa tan rápido que de un momento a otro ya debes estar tomando decisiones que determinan el rumbo de tu vida, sea cual sea tu respuesta para todas  esas  preguntas, o la forma en que sucedan las cosas, recuerda que el orden de los factores no altera el producto, ahora bien, ¿cuál es el producto, muchos te preguntarán?, desde mi punto de vista es lograr y alcanzar esa plenitud y felicidad que has deseado, no solo a nivel profesional, sino personal, durante éstos tres años.

Siempre estamos tan ensimismados y apresurados en sobrevivir en el hospital, que olvidamos lo esencial, antes de ser médicos, hay alguien a quien debemos cuidar y proteger, a ese niño o niña que soñaba con usar una bata y un estetoscopio. El estar rodeado de dolor, fallecimientos, discusiones, no nos hace fríos, solo más fuertes, tanto que llegamos a poner nuestros sentimientos en un cajón para no parecer débiles, aparecen la ansiedad y algunos episodios depresivos, no lo guardes, si es necesario busca ayuda profesional, créeme que te cambiará la vida.

A la llegada de mis compañeros R1 platicábamos de la importancia de tres pilares esenciales de supervivencia de la residencia que al menos a mí me ayudaron a mantenerme de pie, te los comparto, tal vez tú puedas quitar o agregar algún otro, pero me gustaría compartírtelos:  la fe (sea en algo, en alguien o de ti mismo), una red de apoyo formada por familia y amigos, finalmente un sostén psicológico, nadie nos prepara para lo que verán nuestros ojos, te darás cuenta que tu cuerpo soporta lo inimaginable y solo unos pocos entenderán lo que es pasar tanto tiempo en un hospital y convertirlo en tu centro de interacción social.

¿Volvería a pasar por este viaje?, definitivamente sí, ahora al ver todo en retrospectiva, no soy la misma persona de hace 3 años, me hubiera gustado saber algunos detalles de los que iba a suceder, tal vez, pero le perdería el encanto de ir descubriendo de lo capaz que soy y que los límites llegan a estar solo en nuestras mentes. A ti residente que estar por comenzar el viaje y a los que se quedan quiero compartirles que no están solos, estás en el lugar que ocupabas en tu vida para enseñarte alguna lección y dotarte de los elementos necesarios para ser el mejor, siempre van a haber retos, pero en ti está convertirlos en tus herramientas, siéntete orgulloso de lo que has logrado, porque este camino es el que estás trazando para el resto de tu vida, te deseo el mejor de los éxitos y bienvenido a Pediatría.

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