ÉTICA MÉDICA

Dr. Antonio Chaurand Solórzano1, Dr. Jorge Luis Hernández Arriaga2

1Pediatra, Capítulo Celaya, 2Pediatra Neonatólogo, Capítulo León

Bol Cient Cult Col Ped Gto 2023;1(2):42-44

Más que una definición de términos, que podemos encontrar en cualquier plataforma, quisiera hacer un par de comentarios que pudieran hacernos coincidir o bien cuestionarnos respecto a algunos aspectos de la ética médica.

Desde antes incluso que la medicina fuera una ciencia, en las sociedades primitivas existían personajes responsables de enfrentar las alteraciones del estado de salud. Con sus conocimientos, basados fundamentalmente en la práctica y la superstición, contaban ya con ciertos principios que guiaban su conducta: había que expulsar malos espíritus, hacer sacrificio a los dioses, aplicar pociones o ingerir diversas sustancias; llegaron a practicarse sangrías o pequeñas cirugías, basados en los limitados conocimientos de su época, pero ya aún entonces, con ciertas guías de actuación o conducta de los practicantes.

El juramento hipocrático fue uno de los primeros documentos difundidos que establecían una serie de principios y conductas relacionadas con el correcto actuar del médico. Desde entonces, se han escrito gran cantidad de documentos y se han constituido normas o leyes que establecen límites de acción y permiten    o   impiden    determinadas

conductas. Las costumbres, religiosas o no, de cada comunidad, también intervienen y es ahí donde surge lo que conocemos como moral o inmoral. Sin embargo, hay condiciones peculiares de cada caso que impulsan a actuar con la mejor intención para esa específica situación. Es esto lo que llamamos ética y es ese estímulo interior que nos mueve a tomar decisiones para el bienestar de nuestra gente.

Ética y moral no significan exactamente lo mismo, aunque en general van de la mano. Deben ser acompañantes ineludibles de la profesión médica.

Para los que nos dedicamos a atender pacientes y a procurar su salud física y mental y en especial para los pediatras que además debemos considerar aspectos esenciales del desarrollo de la personalidad, la autoestima y la felicidad de nuestros pequeños pacientes, la observancia de los aspectos éticos son de fundamental importancia.

Nuestra consulta diaria nos ofrece ésta oportunidad, pero además, como parte de ella está la enseñanza o las instrucciones y consejos que ofrecemos a nuestros pacientes y a sus padres.

Así pues, la práctica diaria del pediatra incluye la docencia en su consultorio, pero para quienes hemos tenido la oportunidad de participar en la formación de médicos, la responsabilidad   es   doble. Podemos

decir mil oraciones, ideas, principios y prácticas, pero nada como la actuación diaria. Las palabras pueden convencer, pero el ejemplo arrastra.

Desafortunadamente, de manera cotidiana presenciamos conductas de colegas que, quizá no estén sustentadas en principios realmente éticos: ¿Cómo atiendo a mi paciente?, ¿Ofrezco suficiente tiempo?, ¿Escucho con atención?, ¿Qué prescribo? , ¿Valoré ventajas, desventajas, efectos secundarios, costos etc.? ¿Es el mejor tratamiento? ¿Realmente requiere antibiótico? ¿Realmente es necesario aplicar intramuscular? ¿Necesita hospitalizarse o podríamos intentar en casa? ¿El trato que ofrezco varía por condición económica, cultural, de género o social de mi paciente? ¿La información que me ofrece el paciente la guardo celosamente?

Finalmente, cuando no coincido con la opinión o el manejo establecido por otro colega ¿Qué actitud tomo? ¿Es trascendente cambiar el manejo? ¿Cómo explico al paciente mi decisión? ¿Establezco comunicación directa, respetuosa y atenta con mi colega?

Parece mentira pero esto constituye el dilema al que nos enfrentamos cada día, y del cual debemos salir adelante. El conocimiento, la información, la legislación y finalmente la ética, serán las directrices de nuestra actuación.

Son las pequeñas decisiones éticas y morales las que todos los días califican nuestro actuar. Los pacientes lo perciben, nuestros colegas también y a la larga, genera un reconocimiento o un rechazo a nuestro desempeño profesional.

Concluyendo, los invito a repasar las preguntas que enunciamos en los renglones previos; reflexionemos un poco si nuestro actuar cotidiano es realmente ético. Escuchemos siempre a nuestra “conciencia” que nos indica qué es lo correcto. Esto es el mejor “remedio” para dormir bien. Sé que entre los colegas pediatras, esta conducta es casi siempre la regla.

Lo único que llevaremos con nosotros al dejar esta tierra, pero que también permanecerá en ella,  es la bondad y la ética que hayan conducido nuestro actuar.

BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA:

Recomiendo ampliamente su lectura, cuya amplitud rebasa los límites de este escrito.

https://clinic-cloud.com/blog/etica-medica-definicion-principios/

Definición de ética médica: Todas las profesiones tienen sus propios estándares éticos. La ética médica es un sistema de principios morales que se aplican a la práctica de la medicina clínica y la investigación científica.

https://www.lecturio.com/es/concepts/etica-medica-principios-basicos
Entre los principios que rigen la ética en medicina encontramos los de honestidad, cuidado, integridad, no discriminación y confidencialidad. Gracias a la ética médica, el paciente tiene la seguridad de que su información personal será privada, o que se respetarán sus deseos de atención mientras esté incapacitado.

https://www.wma.net/es/policies-post/codigo-internacional-de-etica-medica
  La Asociación Médica Mundial (AMM) ha elaborado el Código Internacional de Ética Médica, revisado en la  73ª Asamblea General de la WMA, Berlín, Alemania, octubre 2022, como un canon de principios éticos para los miembros de la profesión médica en todo el mundo. En concordancia con la Declaración de Ginebra, el Juramento del Médico y todo el conjunto de políticas de la AMM, define y aclara los deberes profesionales de los médicos hacia sus pacientes, otros médicos y profesionales de la salud, ellos mismos y la sociedad en general.

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